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Transferencia de tecnología en el CSIC: 35 años mejorando la calidad de vida de las personas

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En el año 1985 se crea en el CSIC la primera oficina de trasferencia de tecnología de un organismo público de investigación en España. Desde entonces el CSIC ha protegido sus resultados de investigación, colaborando en muchos casos con empresas en el desarrollo de los mismos, y ha transferido al sector productivo los derechos de explotación mediante acuerdos de licencia, implementando tecnología en diferentes sectores industriales para el beneficio del ciudadano.

En alimentación, el CSIC colaboró, durante los años 80, en el desarrollo del sucedáneo de la angula a partir de surimi de pescado, lo que permitió sacar al mercado un producto protegido mediante dos patentes, La Gula del Norte, que desde entonces se ha hecho muy popular. Además, las patentes del CSIC en este sector han facilitado una mejor conservación de los alimentos, como el caso de las aceitunas, además de nuevos complementos alimenticios y alimentos para diferentes tipos de consumidores, como los celiacos. En la actualidad una patente del CSIC va a permitir introducir nuevos productos basados en el hidrolizado de clara de huevo para sustituir los lácteos en determinados alimentos.

En el sector agrícola español la presencia de nuevas variedades frutales desarrolladas por el CSIC ha permitido cultivos con una mayor resistencia a enfermedades, evitando así el uso de pesticidas y propiciando una agricultura más sostenible. En España hay miles de hectáreas plantadas con variedades de almendro y albaricoquero del CSIC, y actualmente se está trabajando en la internacionalización de las mismas, mediante la firma de contratos de licencia con viveros turcos, griegos, italianos, pero también chilenos, argentinos o sudafricanos. Además, el CSIC ha recuperado más de 30 variedades de vid gallega y asturiana desaparecidas en 1870 por la plaga de filoxera, lo que ha permitido elaborar vinos muy novedosos; también se han recuperado dos variedades de olivo gallego.

Los avances en biología del CSIC han tenido aplicaciones en diversos sectores industriales, como el método utilizado en todo el mundo y aceptado por el Codex Alimentarius para detectar el gluten en alimentos, o la patente para la amplificación de ADN tan usada en los laboratorios de biotecnología o en investigación criminal, cuya inventora, la recientemente fallecida Margarina Salas, fue galardonada por partida doble en los Premios al Inventor Europeo 2019.

En el sector químico, el CSIC ha desarrollado un método para recuperar y reciclar el helio, un elemento escaso en la tierra y esencial para el funcionamiento de equipos médicos y grandes instalaciones científicas. De hecho, hospitales de Estados Unidos, China, Japón, Corea y diversos países europeos disponen de esta tecnología del CSIC. El CSIC también ha desarrollado un nuevo método más seguro y menos agresivo para detectar la intolerancia a la lactosa, que se está implantando actualmente en el sistema público de salud.

Las invenciones en ciencias físicas han dado lugar al desarrollo de diversos equipos médicos, como un simulador que permiten a cirujanos y pacientes conocer los resultados de una operación de cataratas o presbicia antes de realizarla, un equipo de detección de precoz cáncer de mama capaz de visualizar lesiones de menos de 2 mm, lo que multiplica las posibilidades de tratamientos efectivos contra el cáncer, y robots y exoesqueletos que permiten mejorar la calidad de vida de personas con lesiones motoras.

Tras 35 años de éxitos y más de 3.000 patentes, el CSIC continúa desarrollando e implementando tecnologías de gran impacto internacional, como Alofisel, un nuevo medicamento basado en el uso de células madre para el tratamiento de fístulas complejas de la enfermedad de Crohn. Es la primera vez que se usan las células madre en medicina por su capacidad inmunomoduladora y antiinflamatoria, y que se utilizan las células madre de un donante para tratar a pacientes, lo que se denomina terapia alogénica.

Entre los últimos logros del CSIC, destaca el desarrollo de una nueva tecnología para eliminar fluoruros del agua basada en una zeolita natural funcionalizada, y que recientemente se ha implantado en pozos del Valle del Rift en Etiopía para evitar la fluorosis, enfermedad que afecta de manera irreversible a dientes y huesos.

Vicepresidencia Adjunta de Transferencia del Conocimiento

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