Investigadores del CSIC observan ecos de luz en torno a dos estrellas muy jóvenes

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Un equipo internacional de astrónomos liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha detectado ecos de luz en S CrA y R CrA, dos estrellas jóvenes y de carácter variable situadas en la nebulosa NGC 6726. Su estudio, que aparece en la portada del volumen de septiembre Astronomy and Astrophysics, ha puesto de manifiesto la posibilidad de usar estos ecos como medio para analizar la estructura del entorno estelar.

Los ecos de luz se deben a la dispersión, por parte del polvo circundante, de los pulsos de luz procedentes de las estrellas. Es un fenómeno poco común, que exige la conjunción de varios factores: que la estrella produzca un pulso de luz intenso, que exista una alta densidad de partículas de polvo a su alrededor y que la dirección de la dispersión apunte hacia la Tierra. Además, los ecos suelen asociarse a las últimas etapas de la vida de las estrellas, en las que se producen fenómenos explosivos, por lo que este hallazgo en estrellas muy jóvenes resulta especialmente revelador.

El trabajo se ha centrado especialmente en S CrA, una estrella de tipo T Tauri, un tipo de estrellas jóvenes que muestran variabilidad en su brillo y que pueden estar rodeadas de un disco de gas y polvo que podría, con el tiempo, dar lugar a un sistema planetario similar al Sistema Solar. El eco de luz ha permitido a los astrónomos comprobar la existencia de una nube de polvo en torno a S CrA cuyo origen, a la luz de los datos disponibles, no se puede determinar con total seguridad.

“La juventud extrema de la estrella, unos 500.000 años, parece apuntar a que se trata de los restos de la envoltura estelar, una especie de cascarón que las rodea durante las primeras fases de formación”, explica José Luis Ortiz, responsable de la investigación e investigador del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía. “Sin embargo, la distancia de la nube de gas, situada a unas diez mil Unidades Astronómicas, abre la posibilidad de que se trate de un análogo joven a la nube de Oort de nuestro Sistema Solar, de donde se cree que proceden los cometas de largo periodo y que se halla a una distancia similar”.

“Los ecos de luz muestran un cosmos más dinámico de lo habitual”, continua Ortiz. “En el rango óptico estamos acostumbrados a ver maravillosas imágenes de ciertas partes del universo, pero normalmente mantienen una morfología fija. Sin embargo, lo que vemos en la película que hemos compuesto es una nebulosa cambiante con zonas que aparentemente se expanden”, explica.

Si bien para la estrella R CrA ya se habían documentado variaciones en el brillo de la región nebulosa a su alrededor, nunca se había registrado el fenómeno en el caso de S CrA. “Se trata de los ecos más cercanos jamás detectados y, además, se producen multitud de ecos repetidos, lo que también es novedoso”, concluye el investigador.

Este estudio, realizado en su totalidad en remoto mediante un telescopio automatizado en el Cerro Burek (Argentina), pone de manifiesto la posibilidad de observar ecos luminosos en estrellas jóvenes variables como medio para analizar la estructura y la composición química de su entorno, y de este modo estudiar las primeras etapas de la formación estelar y planetaria.

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Referencia científica:

  • Ortiz, J. L.; Sugerman, B. E. K.; de La Cueva, I.; Santos-Sanz, P.; Duffard, R.; Gil-Hutton, R.; Melita, M.; Morales, N. Observation of light echoes around very young Stars. Astronomy and Astrophysics, Volume 519, id.A7. DOI:  10.1051/0004-6361/201014438

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