Laura Iglesias Romero

Fotografía de Laura Iglesias RomeroLaura Iglesias Romero, (Benavente 1926), química.

La mayor de una familia leonesa de nueve hermanos, creció y se educó en León, en el colegio de la Carmelitas y en el Instituto Femenino, donde cursó el bachillerato. Se trasladó a Madrid para estudiar Química en la Universidad. Su padre era telegrafista y su madre, maestra, pidió el reingreso al crecer los hijos. Excelente estudiante con muy buenas calificaciones en el bachillerato y en la reválida, Iglesias obtuvo una beca Alejandro Salazar para estudiar en la Universidad. Disfrutó de la beca durante los dos primeros cursos de la licenciatura en la Universidad de Madrid, para lo cual se trasladó a la capital, donde vivió con una hermana de su madre que daba clases particulares de piano. Con el fin de optar a una plaza de maestra y asegurarse un porvenir que su padre temía difícil, estudió las correspondientes materias para preparar el examen estatal de magisterio. Pasó la prueba con el número 3 y obtuvo una plaza de maestra en la provincia de Toledo. Mientras tanto, al suspender una asignatura de la licenciatura de química, perdió la beca y terminó sus estudios de ciencias mientras daba clases particulares para ayudar a su familia, que ya se había mudado también a Madrid. Tras unos meses de ejercer como maestra, fue sustituida para poder terminar sus estudios de química.

Se doctoró en 1953 con una tesis sobre espectroscopia del Niobio dirigida por Miguel A. Catalán, catedrático de física de la Universidad de Madrid que entonces dirigía la sección de Espectros Atómicos del Instituto de Óptica Daza de Valdés del CSIC. Fue Laura Iglesias quien se acercó a él tras asistir a su curso de doctorado en la Universidad de Madrid. Junto a Olga García Riquelme, Rafael Velasco y Fernando Rico constituyen el grupo de espectroscopistas españoles que aprendió directamente de Catalán. Los trabajos sobre espectroscopía en este grupo se hacían gracias a las placas de metales de transición que Catalán traía de sus estancias en Estados Unidos, del espectroscopio de la Universidad de Princeton y más tarde del de mayor tamaño disponible en el National Boureau of Standards, en Washington. De allí procedía tanto el material para las investigaciones como el reconocimiento al trabajo hecho con él. En el caso de Laura Iglesias, sus publicaciones desde 1954, tanto las que aparecieron en revistas españolas como las que lo hicieron en revistas extranjeras, fueron reconocidas por el grupo que dirigía A.G. Shenstone en Princeton. Mientras realizaba sus investigaciones impartió gratuitamente desde 1953 hasta 1957 la asignatura de Estructura Atómico-Molecular y Espectroscopia de la Universidad de Madrid como profesora ayudante, y el último año como profesora adjunta.

Su formación como espectroscopista junto a Miguel Catalán se completó en Estados Unidos en 1957 y 1958, el primer año con una beca del Institute of Internacional Education de los Estados Unidos y el segundo con un nombramiento de investigadora ayudante del Departamento de Física de la Universidad de Princeton. Fue Catalán quien le recomendó este destino y quien apoyó su solicitud de beca a través del contacto que tenía con los físicos de Princeton, y también quien recibió felicitaciones por los primeros resultados de los trabajos de Laura Iglesias. De entre ellos, los referentes a los singletes del Manganeso II (Mn II) fueron muy celebrados en el grupo de espectroscospistas de Princeton en torno a A.G. Shenstone. Era un momento de expansión de la espectroscopía de los metales de transición, cuyo grupo de especialistas era pequeño y sus miembros estaban en contacto permanente. Hasta mediados de los años 70 el trabajo de Laura Iglesias se dedicó a los espectros del manganeso, el rodio, el oro, el vanadio, el cobalto, el molibdeno y el wolframio.

El trabajo de recogida de datos a partir de placas y reproducciones ampliadas de estas en papel exigían constancia y precisión, así como una dedicación intensa a mediciones detalladas que daban cuenta de características espectrales a partir de valores de longitudes de onda y, por tanto, energéticas. Una vez que el grupo de espectroscopistas proporcionó los valores aceptados y normalizados de las energías de los orbitales correspondientes a estos metales de transición, estos se incorporaron a los ordenadores para contribuir al desarrollo de la astrofísica. Laura Iglesias siguió los pasos de Miguel Catalán, se formó con su apoyo y tras la muerte de este en 1959 siguió investigando sobre los espectros de los metales de transición para dar cuenta de su estructura atómica. Su trabajo fue reconocido desde muy pronto en el extranjero y de manera tímida en España, donde no hubo especialistas expertos en espectroscopía a la altura de Catalán y de quienes se formaron con él.

Laura Iglesias es profesora de investigación del CSIC, en cuyo Instituto de Óptica desarrolló toda su carrera científica, no dirigió más que una tesis doctoral y durante la década de los 50, recién licenciada, compaginó sus investigaciones con la docencia universitaria. Se jubiló en 1990. En 2007 el Museo de la Ciencia de Valladolid creó un premio con su nombre.

María Jesús Santesmases
Instituto de Filosofía, CSIC

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