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El descubrimiento del 'Endurance' de Shackleton, un logro técnico e histórico

El investigador polar Andrés Barbosa explica la relevancia del hallazgo, a 3.000 metros de profundidad, del legendario buque que naufragó tras intentar cruzar la Antártida de costa a costa en 1915

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El día 9 de marzo se anunció el descubrimiento, cuatro días antes, de los restos del buque Endurance, naufragado el 21 de noviembre de 1915, con el que el explorador británico Ernest Shackleton pretendía realizar la que podría considerarse la última hazaña de la denominada época heroica de la exploración antártica: atravesar la Antártida de costa a costa.

La expedición no logró su objetivo, al quedar atrapada en los hielos del mar de Weddell y comenzar un largo periplo de nueve meses derivando junto a la banquisa hacia el norte. Finalmente, la presión del hielo forzó a los integrantes de la expedición a abandonar el buque antes de que este se hundiera para siempre en esa región antártica.

La hazaña posterior de supervivencia es un ejemplo de liderazgo y superación: recorrieron alrededor de 1.500 kilómetros navegando con los botes salvavidas, sin que muriera ningún miembro de la expedición, hasta su rescate final, el 30 de agosto de 1916, por parte de una expedición chilena comandada por Luis Pardo y el propio Shackleton.

El descubrimiento se ha llevado a cabo a través de la expedición Endurance22, organizada y financiada por la Falklands Maritime Heritage Trust y que está formada por un equipo multidisciplinar de arqueólogos, ingenieros, oceanógrafos y técnicos, además de la tripulación del rompehielos sudafricano SA Agulhas II.

Este hallazgo es de gran trascendencia técnica e histórica. Por un lado, ha superado la dificultad de trabajar en un entorno con el mar cubierto de hielo (de hecho, en 2019 una expedición previa tuvo que cancelarse por la gran cantidad de hielo en la zona), y ha requerido un equipamiento especial para explorar y filmar a profundidades de hasta 3.000 metros. Se han diseñado equipos específicos como un vehículo autónomo subacuático dotado de cámaras de alta definición que es capaz de generar imágenes 3D del pecio. Por otro lado, este descubrimiento permite recuperar material que forma parte de las raíces históricas de la exploración polar y que permitirá un mayor acercamiento a la expedición de Shackleton.

El pecio se encuentra protegido por disposiciones del Tratado Antártico que actualmente impiden acceder directamente y extraer objetos o materiales. No obstante, es seguro que se llevarán a cabo, dentro del ámbito del Tratado las, las actuaciones necesarias para elaborar un plan que permita en el futuro tener acceso de forma controlada y asegurando al máximo la preservación de los restos y que nos permitirá vivir de cerca la emoción de una de las más grandes gestas polares.

Andrés Barbosa es investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales

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