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Cuando el terapeuta es un robot

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La investigación y el tratamiento asistido por robots de las enfermedades neurológicas toman impulso gracias a un nuevo laboratorio del CSIC

Las instalaciones servirán como “centro de operaciones” a científicos, pediatras, psicólogos, fisioterapeutas e ingenieros informáticos

“Es como si se llenara de energía”. Así define la madre de Jens, un niño con atrofia muscular espinal, cómo se siente su hijo durante las sesiones de terapia con un exoesqueleto pediátrico diseñado para ayudarle a caminar, sentarse e, incluso, tirar a canasta. El pasado 7 de mayo, Jens volvió a ponerse este esqueleto mecánico externo para hacer una demostración en la inauguración de un nuevo laboratorio en el Centro de Automática y Robótica (CSIC-UPM), en Arganda del Rey (Madrid). Esta nueva plataforma científica, denominada Marsi Care, pretende convertirse en un centro de referencia europeo en investigación y terapia de las enfermedades neurológicas asistida por robots.

El nuevo espacio, impulsado por el CSIC y su empresa de base tecnológica Marsi Bionics,  servirá para que científicos, pediatras, psicólogos, fisioterapeutas e ingenieros informáticos puedan hacer un seguimiento exhaustivo de los pacientes que, como Jens, basen su rehabilitación en el uso de estas tecnologías. La idea es aprovechar el conocimiento que el equipo de Marsi Bionics, con la investigadora del CSIC Elena García Armada al frente, tiene en exoesqueletos de marcha.

Enfermedades neuromusculares, parálisis cerebral, espina bífida o lesión medular son algunos de los trastornos que es posible paliar contribuyendo a la movilidad de los pacientes. En este sentido, el uso de la tecnología basada en robots se convierte en un aliado para su mejora física y anímica.

Marsi Care cuenta con un sistema de cámaras de captura de movimiento por infrarrojos, una serie de plataformas con sensores de fuerza y electromiográficos de detección de la actividad muscular que permite analizar y evaluar el progreso de una terapia rehabilitadora de la marcha en los pacientes. La información recogida por esta tecnología ayuda a optimizar el programa de terapia de forma personalizada.

“Es una plataforma de terapia y diagnóstico única en el mundo para niños y adultos con enfermedades neurológicas, a los que se les ofrece la última tecnología en exoesqueletos de marcha. La iniciativa combina las ciencias clínicas y de ingeniería y da prioridad a la transferencia al mercado de los resultados de la investigación”, explica García Armada, coordinadora del proyecto.

Para esta ingeniera, el nuevo laboratorio es la culminación de años de trabajo en el desarrollo y mejora de estas tecnologías, que ya han dejado de ser prototipos. “Lo importante es que estos resultados vuelvan de nuevo al mundo de la investigación y que lo hagan además en un espacio exclusivo y multidisciplinar como este”, agrega.

Una valiosa herramienta

En 2013, el equipo de investigación de García Armada probó por primera vez en un paciente con tetraplejia el uso de la tecnología de exoesqueletos de marcha pediátricos que se había desarrollado en el marco de los proyectos de investigación. La tecnología fue protegida por el CSIC mediante patentes y se fundó la empresa de base tecnológica Marsi Bionics como vehículo para transferir estos resultados a la sociedad.

En concreto, el exoesqueleto para el tratamiento de dolencias infantiles, de 14 kilos de peso y fabricado con aluminio, está diseñado para ayudar a caminar, en algunos casos por primera vez. Tiene un tamaño ajustable que permite que «crezca» con el niño en las tres dimensiones espaciales. La tecnología ha sido industrializada como producto sanitario. A partir del prototipo de investigación, se llevó a cabo un proceso de rediseño y desarrollo y en este momento es un producto comercial que cumple los requisitos de dispositivo médico.

“En los últimos cinco años se ha llevado a cabo un proceso de transferencia de la tecnología, dedicado principalmente a la industrialización y certificación de los exoesqueletos. En la actualidad, los exoesqueletos, además de estar a un paso de alcanzar el mercado, son una valiosa herramienta de investigación multidisciplinar”, destaca García Armada.

Un exoesqueleto para Álvaro

Durante el acto de presentación de Marsi Care, la familia de Álvaro, otro niño con atrofia muscular espinal cuyo tratamiento se beneficiará de uno de los exoesqueletos desarrollados por Marsi Bionics, recibió de Fundación SEUR una aportación económica para cubrir su tratamiento hasta diciembre de 2019.

“Álvaro lo utilizó hace tres años, en el marco de un proyecto de investigación clínica en su domicilio durante dos meses, inmerso en actividades lúdicas que aportaban al mismo tiempo una componente fisioterapéutica. El hecho de verse capaz de realizar actividades como encestar una pelota o chutar un balón generaron un aumento de su autoestima y una enorme motivación para realizar actividad física con el exoesqueleto. Esto, a su vez, tuvo un impacto en su estado físico, que mejoró”, detalló García Armada.

La investigadora del CSIC desea atraer a más empresas para que se impliquen “en un proyecto de gran impacto científico, tecnológico y social”. Podrán contribuir apadrinando el tratamiento de un niño o sufragando los costes del equipamiento científico en el marco de un proyecto de investigación.

Marsi Care cuenta actualmente con la colaboración de los hospitales La Paz (Madrid), Sant Joan de Déu (Barcelona) y Raymond Poincaré (París). Para su puesta en marcha han contribuido también RDT Ingenieros y la empresa Carlos Roncero.

Texto: Alda Ólafsson

Fotografías: Yaiza González y César Hernández Regal

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