Piedad de la Cierva

Creció junto a cuatro hermanos, siendo ella la mayor y la única mujer, en una familia del poder político y económico. Era sobrina nieta de Juan de la Cierva Peñafiel (1864-1938), abogado y político que ocupó varios ministerios con Alfonso XIII; y prima de Juan de la Cierva Codorníu (1895-1936), ingeniero, aviador, e inventor del autogiro, precursor del helicóptero.

Comenzó la licenciatura en Ciencias en 1928 en la Universidad de Murcia y continuó sus estudios en la de Valencia, donde se licenció en 1932. Recién licenciada en Ciencias, sección de Químicas, Piedad de la Cierva se trasladó a Madrid para hacer su tesis doctoral. Traía una carta de presentación que su profesor Antonio Ipiens había escrito para Julio Palacios, catedrático de la Universidad de Madrid y director del departamento de rayos X del entonces recién inaugurado Instituto Nacional de Física y Química, conocido como el Rockefeller por la financiación de esta fundación para su construcción. En él se fraguó la primera escuela española de física y química-física, donde Piedad de la Cierva inició sus trabajos sobre la difusión de los rayos X en redes cristalinas bajo la dirección de Palacios. En 1934 defendió su tesis

doctoral sobre Los factores atómicos del azufre y del plomo ante un tribunal formado por los físicos y químicos, todos ellos varones, que lideraban el área en España: Luis Bermejo, Ángel del Campo, Enrique Moles y Miguel Catalán.

En 1936 la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) le concedió una beca para formarse en el laboratorio que George Hevesy tenía en el Instituto Universitario de Física Teórica de Copenhague. Allí conoció el uso clínico de isótopos radiactivos y experimentó con técnicas que usaban isótopos como indicadores, técnicas pioneras que  fueron reconocidas en 1943 con la concesión a Hevesy del Premio Nobel de Química.

En 1939, tras la guerra civil española, el Instituto Nacional de Física y Química pasó a formar parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Las nuevas autoridades del régimen franquista lo reorganizaron y renombraron como Instituto Alonso de Santa Cruz de Física, lo religioso se impuso a lo laico. Piedad de la Cierva continuó sus trabajos en la sección de Óptica de este Instituto, que sería el núcleo a partir de 1946 del Instituto de Óptica Daza de Valdés.

En 1941 opositó a cátedras, pero no le gustó el trato discriminatorio que recibió y nunca más volvió a intentarlo. Tuvo un puesto estable en el Instituto de Óptica hasta 1949, que compatibilizó primero con clases en la Universidad Central sobre Estructura atómico-molecular y Espectroscopía y, desde 1945, con el trabajo en el Laboratorio Taller del Estado Mayor de la Armada (LTIEMA), que había sido creado en marzo de 1944 para diseñar y construir prototipos especiales para la Marina de guerra con el objetivo de ser fabricados en serie por la industria nacional.

En 1947 Piedad de la Cierva recibió el encargo del ingeniero de la Armada José María Otero Navascués, autoridad de la política científica -sobre todo la nuclear- del franquismo y director  del  Instituto de Óptica y del LTIEMA, de organizar un laboratorio militar para construir vidrio óptico. Con la llegada en 1949 al CSIC de Franz Weidert, fundador y director del Instituto de Óptica de Berlín, cobraron protagonismo los trabajos sobre óptica técnica, y el vidrio de alta precisión fue una de las prioridades. Tras la segunda guerra mundial la fabricación de vidrio óptico, aunque costosa y compleja, adquirió gran importancia por su interés militar. En este contexto hay que entender que la Marina española quisiera levantar una planta semi-industrial para fabricar vidrio y fomentar la construcción de instrumentos. El encargo a Piedad de la Cierva sugiere una apuesta del poder político por fomentar la construcción nacional en plena autarquía y aislamiento internacional. Pero también demuestra la confianza y el reconocimiento que Otero Navascués tuvo de las capacidades de esta investigadora, un apoyo que Piedad de la Cierva nunca ocultó y siempre valoró.

Para organizar el laboratorio del LTIEMA Piedad de la Cierva se dejó inspirar por laboratorios españoles -el Laboratorio de Investigaciones Industriales fundado por José Antonio de Artigas-, alemanes - Deutsche Glastechnische Gesellschaft en Offenbach am Main-, las actividades de la Society of Glass Technology inglesa y las titulaciones norteamericanas de la Glass Tecnology y Ceramic Ingenieur. En 1948 viajó a Estados Unidos para visitar la fábrica de vidrio óptico del National Bureau of Standards en Washington. Conoció también el funcionamiento de la Glass Technology en la Toledo University en Ohio, y las fábricas Bausch and Lomb y Kodak en Nueva York.

En 1950 comenzaron a obtener los primeros vidrios en el LTIEMA. Cuatro años después los trabajos de Piedad de la Cierva y su equipo fueron reconocidos con el premio anual Juan de la Cierva de investigación científica y técnica.  

Piedad de la Cierva lideró un laboratorio civil en un entorno militar en el que formó un grupo de investigación que dirigió hasta su jubilación y donde las mujeres investigadoras (Francisca de Andrés, Áurea Perales, María Teresa Díaz, Luisa Arroyo, Antonia Muñoz Turnes, Guadalupe Ortiz de Landázuri) y también las técnicas –las calculistas- (Encarnación Rodríguez , María Domínguez Esteban, María Olvido Gómez García, Carmen Santiago, María Begoña Díaz Lequerica , Ana María Fernández Cantos) tuvieron un protagonismo importante. El laboratorio de la Armada fue su lugar de trabajo hasta julio de 1976, fecha en la que solicitó la jubilación voluntaria.

La trayectoria de esta investigadora abre un campo nuevo todavía por explorar en la historia de la ciencia: la presencia de mujeres civiles en instituciones militares.

Ana Romero de Pablos

Apartado:

Mujeres Ilustres