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Aperos y otros utensilios de la Finca Experimental La Hoya de Almería: una parte de nuestra historia

La investigadora Eulalia Moreno, de la Estación Experimental de Zonas Áridas, repasa los instrumentos emblemáticos de la Finca de La Hoya

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El lugar donde hoy se asienta la Finca Experimental La Hoya, el bien conocido por los almerienses como Barranco de la Hoya, fue adquirido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) mediante dos transacciones de compra-venta en los años 1950 y 1955. Por entonces comienza esta infraestructura científica, de unas 20 hectáreas de superficie, su andadura, con el fin de desarrollar la parte experimental de las líneas de investigación que se llevaban a cabo por entonces en el Instituto de Aclimatación de Almería (posteriormente denominado Estación Experimental de Zonas Áridas), y que afectaban mayoritariamente a plantas con interés socioeconómico.

En La Hoya se ensayaron y descubrieron nuevas variedades de maíz, trigo y cebada. Se alcanzaron también importantes resultados en la obtención de variedades de uvas sin pepitas, y se ensayaron los primeros cultivos hidropónicos, que tanta importancia han tenido en el desarrollo socioeconómico de la provincia de Almería.

Bajo la supervisión de su primer director, el doctor Manuel Mendizábal, y aprovechando los bancales ya existentes en las laderas del barranco, se realizaban los experimentos que hacían posible conocer mejor el tipo de plantaciones que eran más productivas en zonas, que, como Almería, carecen de agua para regadío.

Decía el doctor Mendizábal que en tales zonas (se refería a las áridas) “no cabe pensar en buscar agua para su transformación en regadío; pero cabe, en cambio, estudiar la forma de crear una vida vegetal que, en ocasiones, será al principio incluso rudimentaria, pero que servirá para ir sujetando las partículas de tierra, frenando la erosión y permitir, luego, un paulatino desarrollo de otras especies biológicas adaptadas o adaptables”.

Pues bien, para poner en producción todo este terreno del Barranco de La Hoya, se necesitaron una serie de aperos y herramientas que permitieran realizar todas las tareas que llevaban aparejadas la experimentación científica que se realizaba en el Instituto de Aclimatación. Volveremos luego a ellos, porque el devenir de la ciencia en la segunda mitad del siglo XX en general, y del Instituto de Aclimatación de Almería en particular hizo cambiar el rumbo de la actividad a la que se dedicaba el Barranco de La Hoya.

A finales de los años 60 y primeros de los 70 el Instituto de Aclimatación comienza una restructuración en sus líneas de investigación, pasando de ser un instituto dedicado a la investigación en ciencias agrarias a otro dedicado al estudio de los recursos naturales. Es en este nuevo escenario en el que se crea el 19 de octubre de 1971 el Parque de Rescate de Fauna Sahariana, que para esa fecha ya había acogido en sus instalaciones a las gacelas rescatadas de su extinción por el profesor Valverde, que había contado para esta operación con la estrecha colaboración de Antonio Cano.

Tras varios meses de gestiones, tramitaciones y análisis sanitarios, el 14 de enero de 1971 llegan a Almería las primeras gacelas desde el Sáhara Occidental: siete Gacelas Mohor y 17 Gacelas Dorcas, que fueron el inicio de un incomparable plan de recuperación de especies amenazadas, y que ha permitido desde entonces hasta la actualidad recuperar de la extinción estas y otras dos especies de ungulados: la Gacela de Cuvier y el Arruí Sahariano.

Cuando llegaron las gacelas a La Hoya, se aprovechó la infraestructura abancalada del lugar, así como el fondo del valle para la producción de alimento de estas gacelas (Fig. 1). Fundamentalmente alfalfa, dado que se pudo aprovechar agua subterránea existente en el lugar mediante las apropiadas canalizaciones y balsas de riego. Los aperos y herramientas existentes ya en La Hoya se siguieron utilizando durante los años 70 y 80, aunque se compró también alguna maquinaria adicional para mecanizar un proceso que ahora demandaba más producción que cuando se trabajaba con el único fin de dar apoyo experimental a las líneas de investigación del instituto.

Algunos de estos aperos se han mantenido guardados en diferentes almacenes de La Hoya durante décadas, habiéndose abandonado su uso. En 2009, con motivo de la construcción y puesta en marcha del Centro de Visitantes de la Finca, se recuperaron, restauraron y expusieron al público unos cuantos. A continuación, describimos y mostramos los que a nuestro juicio son más emblemáticos. La existencia de todos y la singularidad de algunos creo que nos ayudarán a conocer mejor detalles de nuestra historia reciente.

Fig. 1.- Fondo del Barranco de La Hoya, con cultivos de alfalfa y algunas balsas de riego. Foto tomada sobre 1985. La Alcazaba delimita por el sur la propiedad del CSIC. Foto E. Moreno.

 

ARADO: El arado es uno de los aperos de labranza más antiguos que se conocen. Se tiene constancia de su uso ya por parte de los mesopotámicos 4.000 años antes del nacimiento de Cristo. El que tenemos en La Hoya (Fig. 2) está datado a principios del siglo XX. Es de madera y hierro forjado, y su utilización era mediante el arrastre por animales, mayoritariamente mulas o algún percherón.  Se utilizaba para arar el terreno en los años 50 y 60 del siglo pasado, y prepararlo así para la siembra de las semillas de nuevas variedades de plantas con interés socioeconómico (cereales, patatas,…) que se ensayaban por entonces en la Finca Experimental La Hoya. Creemos que también se utilizó en los 70, cuando se cultivaba la alfalfa para la alimentación de las gacelas.

Fig. 2.- Arado con el que se trabajaba en la Finca La Hoya durante los primeros años del Instituto de Aclimatación. Datado sobre la década de los 40 del siglo pasado. Foto J. Benzal.

 

DESGRANADOR DE CEREALES. Separar el grano de la paja siempre ha sido un proceso importante en la cosecha y recolección de los cereales. Incluso las más modernas cosechadoras del siglo XXI se basan en el mismo principio que la máquina que tenemos en la Hoya: separar los granos mediante cabezales desgranadores. El primero del que se tiene constancia lo describió el historiador romano Plinio alrededor del año 70 DC. Como ya hemos comentado, a finales de los años 40 y a lo largo de los 50 y 60 del siglo pasado, se investigaban en la EEZA diferentes variedades de cereales con el fin de obtener variedades más productivas. Con la desgranadora que tenemos en La Hoya (Figs. 3) se extraía el grano de sus espigas y se eliminaba su cáscara. En esos años en el Instituto de Aclimatación se investigaba para que en las tierras almerienses se pudieran cultivar variedades, por ejemplo, de cebada importadas desde el Sáhara, y que eran un 50% más productivas que las variedades españolas. La probable fecha de construcción de esta máquina es el primer tercio del siglo XX.

Fig. 3.- Desgranador de cereales usado para separar el grano de la espiga de variedades estudiadas en los años 50 y 60 en el instituto del Almería. Datado en el primer tercio del siglo XX. Foto E. Moreno.

 

PRENSA DE CHUMBOS. La chumbera es una planta traída del Nuevo Mundo por los conquistadores españoles en el siglo XVI, y una de las primeras que se aclimató sobre todo en la zona mediterránea española. En Almería, se promovió su cultivo desde 1953 por considerarse una especie sustentadora de otras plantas a la vez que por sus posibles derivados (mermeladas, jarabes, licores). Pero para entonces, ya se investigaba en nuestro Instituto de Aclimatación sobre esta planta de zonas áridas. Así, cuando en enero de 1947 se crea el Instituto, su finalidad era “investigar sobre especies vegetales que pudieran reportar beneficios socioeconómicos a las zonas improductivas del suelo español”. Una de estas especies eran las chumberas. En 1948, en su Sección de Química, se pone en marcha una línea de investigación para poner a punto un procedimiento que permitiera obtener alcohol de chumbo usando las abundantes plantaciones ya existentes en La Hoya, y que hoy aún podemos ver. La máquina que nosotros tenemos se utilizaba para prensar las pencas de los chumbos (Fig. 4). Probable fecha de construcción, primer tercio del siglo XX.

Fig. 4.- Prensa de chumbos usada en las investigaciones sobre la extracción de alcohol de chumberas.  Datada en el primer tercio del siglo XX. Foto J. Benzal.

 

TORNO DE POZO. El torno, es una de las máquinas más simples que ha inventado el hombre y una de las que tiene más utilizaciones. La descripción más antigua que se tiene en España de un pozo con torno, se debe a Isidoro de Sevilla (hacia los años 560–636), y consistía en un cilindro de madera instalado a través del brocal del pozo. El que tenemos en la Hoya une su historia a la del Canal de San Indalecio. Este famoso canal almeriense fue construido en 1875 con el fin de poner en cultivo la zona norte de la ciudad de Almería. Recoge el agua proveniente de la fuente de Benahadux y la encauza hasta Huercal y Almería para finalizar a los pies de la Alcazaba y el puerto, siendo visible a través del barranco de La Hoya. Al amparo de este canal, y para obtener más volumen de agua para riego, algunos propietarios perforaban pozos tradicionales en sus tierras. Uno de esos pozos existe aún en la Finca Experimental La Hoya, suministrando en la actualidad la mayor parte del agua para su abastecimiento. Este torno (Fig. 5) es muy probablemente el original del mencionado pozo. Por similitud con otros parecidos y bien datados, la construcción de éste probablemente pueda asignarse a los años 1930-1940.

Fig. 5.- Torno del pozo (probablemente el primigenio) existente en la Finca La Hoya para el abastecimiento de agua de riego. Foto J. Benzal.

 

BÁSCULA DE MOSTRADOR. Es el primer aparato que tenemos constancia se llevara a La Hoya en los primeros años 70 con un fin específico relacionado con el recién creado Parque de Rescate de Fauna Sahariana (Fig. 6). Se utilizaba para registrar los datos de peso de las primeras crías de gacelas y arruís nacidas en la Finca Experimental La Hoya. Esta que se muestra es de la marca Hija de Alfonso García, prestigiosa empresa española que en los años 30 del siglo XX estaba especializada en la fabricación de básculas y balanzas. La que tenemos en La Hoya está datada entre 1930-1950.

Fig. 6.- Báscula de mostrados para pesar las crías de las primeras gacelas que llegaron a Almería desde el Sáhara Occidental. Datada entre 1030-1950. Foto E. Moreno.

Quiero expresar mi más profundo agradecimiento al personal de la Finca Experimental La Hoya, que, emocionado con la reconstrucción de su pasado, me ayudaron en la recuperación, limpieza y hasta puesta en funcionamiento de los utensilios que aquí mostramos. Algunos de estos trabajadores conocieron estos utensilios en funcionamiento, y gracias a sus explicaciones y valiosa información, pude indagar mejor en las fuentes que me permitieron reconstruir su historia. Gracias a ellos, y a todos los que, en uno u otro momento de los más de 70 años de historia que tiene este espacio que el CSIC tiene en Almería, han hecho posible el presente de la Finca Experimental La Hoya.

Eulalia Moreno, Profesora de Investigación

Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC)

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